29/7/19

¿VAMOS?


Viniste a vivir una experiencia humana. 

Sé que no es lo que te habías imaginado. Y lo sé porque yo también estoy compartiendo contigo esta experiencia. 

A pesar del potencial que tiene este mundo para vivir todos los extremos inimaginables, subidos a una montaña rusa placeres y dolores, nunca acaba de satisfacernos del todo.

Quizás te sientas estafado con la vida, que parece querer financiar tus sueños con billetes de Monopoly con los que no puedes comprar la felicidad que deseas.

Pero todo es fruto del olvido. El olvido de Quién eres.

Era necesaria esa condición para que el juego fuese creíble. Tuvimos que olvidar la verdad para poder vivir la ilusión. ¡Parecía tan excitante!

Y aquí estamos, tú y yo, perdidos en la insatisfacción, buscando en algún otro cuerpo, en algún otro objeto o en algún otro logro personal aquello que echamos en falta. Pero la vida solo nos devuelve lo que damos, como un maldito espejo que, en lugar de reflejar nuestros deseos conscientes, nos pone frente a nuestras verdades inconscientes, nuestras creencias profundas, por falsas e ilusorias que sean. No podemos recibir lo que no damos. El espejo, el mundo… el otro, siempre nos da la razón, negándonos aquello de lo que creemos carecer.

Observa lo que recibes de la vida y sabrás quién crees que eres y cuánto mereces. Es así de simple.

Pero duele.

¡Cómo no va a doler! Todo lo ilusorio duele cuando es confundido con la verdad.

Queremos seguir subidos a la montaña rusa pasando solo por las cimas del placer. Cuando esta experiencia de dualidad nos lleva a explorar los valles del dolor queremos saltar del vagón y ausentarnos de la vida hasta el siguiente subidón.

Pero no vinimos a vivir esto a medias. Vinimos a vivir una experiencia completamente humana. Y, ¿sabes qué? No hay humanidad sin dolor. Nadie puede trascender la limitación humana negando o escapando de esa parte incómoda de la experiencia.

Hay quien se esfuerza y trabaja duro para «elevarse» cuanto antes y alejarse de todo aquello que aún le duele. Algunos incluso afirman «todo esto es maya, es una ilusión… un sueño», mientras reaccionan emocionalmente a todo lo que amenaza su identidad espiritualizada como si esa amenaza fuese algo muy real.

Hemos olvidado quienes somos, por eso vivimos a medias, ausentes de nuestra vida la mayor parte del tiempo.

Pero el olvido no ha cambiado lo que somos. Solo lo ha ocultado. Y el velo que nos separa del recuerdo de lo que somos solo es una niebla oscura y densa. Una niebla llamada miedo. Miedo a sentir. Miedo a vivirlo todo tal como llega. Miedo a cuestionar la imagen limitada y carente con la que nos disfrazamos para ser ALGUIEN. Miedo al vacío de ser NADIE.

Miedo a ser el TODO.

No se trasciende lo humano escapando de ello para alcanzar nuestra realidad espiritual. Sino dejando que el Espíritu que somos atraviese la experiencia humana por completo.

Es lo que vinimos a vivir a este parque temático llamado Tierra.

Una experiencia humana… completa.

¿Vamos?

30/4/19

NO TE PUEDES GANAR EL AMOR



En ninguna otra circunstancia necesitamos tanto el amor como en esos momentos en los que nos sentimos erróneos, frustrados, indignos, carentes, limitados o dolidos de algún otro modo.

Querer corregirnos primero para poder sentirnos después merecedores del amor es el modo más astuto que tiene nuestro ego para mantenernos separados de lo que más anhelamos en este mundo. 

Piénsalo. Para autocorregirte necesitas juzgarte en primer lugar, y es ese juicio, y ninguna otra cosa, lo que te hace creer que el amor no te ama aquí y ahora, lo que te hace creer que el amor te pone condiciones, que te lo tienes que ganar, que no eres digno siendo quien eres.

Pero el amor te está esperando justo en tu dolor, en tu confusión mental, en tu limitación, en tus meteduras de pata, tropiezos y caídas.

El amor te sigue esperando en el único sitio donde aún no te has atrevido a buscarlo... En todos y cada uno de tus "errores".


14/9/18

EL PUNTO DE INFLEXIÓN




Mientras sigas encontrando un modo de escapar de las experiencias que te incomodan, no estarás maduro para sanar tus heridas.

Mientras logres adormecer tu dolor interno a través de sustancias, hábitos compulsivos, relaciones superficiales, y una variada gama de actividades orientadas a entretener tu mente, no estarás preparado para afrontar la verdad

Mientras aún encuentres un modo efectivo de desconectar tu conciencia en los momentos de angustia, perdiéndote en aparentes paraísos externos, no podrás extinguir el fuego de tu infierno interior.

Pero llegará un día en el que ya nada te sirva para seguir escapando. En el que todo aquello en lo que depositabas tu valor, con la esperanza de poder evadir tu vida y cambiarla por otra mejor que lograse hacerte feliz, carecerá de sentido. Y ese día, los espejismos que perseguías para protegerte de tus heridas, se romperán en mil pedazos, como las cáscaras vacías que siempre fueron.

Ese día dará comienzo tu sanación.


19/4/18

REFLEJO HORIZONTAL



¡Cuánto miedo a la relación desnuda de especialismo, asumido o proyectado!

Miedo a eliminar esa distancia de seguridad en forma de pedestal.

Miedo a que el otro me muestre, en un reflejo horizontal, lo que el reflejo oblicuo disimula: la falta de amor que siento cuando te miro con mis lentes empañadas de culpa.

Y en ese miedo… me espera el amor.

Dispuesto a limpiar con su dulzura mi mirada.
A secar con besos las lágrimas que me trago.
A sanar con caricias mis heridas.

A susurrarme al oído:

"Nunca te abandoné. Siempre estuve esperándote aquí, en el punto exacto en el que creíste que no eras digno de mí. En mitad del miedo a ser abandonado o rechazado. En mitad de esa idea alocada de que tenías que partir en busca de algo que no poseías, algo que te hiciese especial, algo que pudieras ofrecerme a cambio de lo que ya es tuyo por herencia… que te pertenece por razón de quién eres.

¡Ya lo has intentado tantas veces...!

Ahora descansa. El viaje ha terminado. Y con él, la búsqueda de ideales sostenidos en un pedestal. Deja que caigan al nivel del suelo que todo lo iguala. Deja que el cielo tome tierra. Y ahora mira de nuevo a los ojos de ese hermano, de esa hermana, que colocabas por encima o por debajo de ti. ¿Me reconoces ahora?

¡Bienvenido a casa!"

26/11/17

EL AMOR Y/O EL MIEDO



Así como las conjunciones determinan la relación entre dos elementos de una frase, también el amor y el miedo lo hacen entre los diferentes elementos que conforman nuestra experiencia vital.

El miedo nos lleva a vivir de forma disyuntiva, en un constante "o" que nos separa y define por contraste: esto "o" lo otro. Soy bueno "o" soy malo. Soy de derechas "o" de izquierdas. Soy de los tuyos "o" de los otros.

El amor en cambio es copulativo, en un sentido más literal que metafórico. Es un rotundo "y" a toda aparente incompatibilidad entre opuestos. Es un vínculo que me define en la relación con todo lo que me rodea, en lugar de hacerlo en lo que me diferencia de ello. De ese modo puedo ser una expresión del bien "y" del mal donde no soy ni una cosa ni la otra "y" soy las dos a la vez.

El amor no ordena la vida en un sentido lógico, tal como lo hace el miedo para intentar controlarla, sino que se expresa desde la integración de lo paradójico, de tal forma que todo queda incluido en su abrazo incondicional.

El amor no elije entre el bailarín "o" la bailarina. El amor es el baile que se expresa a través de la relación entre el bailarín "y" la bailarina.

¿Bailamos?